Descripción de la Imagen
La Virgen de África
es una piedad, fechada a finales del S. XIV, de origen seguramente
centroeuropeo. La mejor descripción de la talla es la realizada por
Teresa Gómez Espinosa para el libro que se hizo tras su restauración
y que literalmente dice:
“ La Virgen de la Piedad es una imagen de marcado expresionismo en
la que, como es habitual en este tema iconográfico, la Madre con
patética expresión dolorida dirige la mirada hacia el cuerpo inerte
del Hijo que mantiene sobre sus piernas. Es una composición muy
estilizada que, aunque aún recuerda los esquemas triangulares en los
que primitivamente se enmarcaba, ha perdido esa rigidez geométrica
compositiva tan peculiar de las obras más arcaicas de este tipo.
La Virgen, sedante sobre un sencillo trono adornado sólo por
astrágalos y listeles, es una figura de proporciones largas y
delgadas que presenta un rostro de aspecto maduro con breves rasgos
y una expresión de dolor contenida entre sus finos labios apretados,
acentuada a través de la triste mirada de los ojos que sobresalen
bajo el dibujo de largas cejas arqueadas.
La toca que ciñe el rostro se extiende sobre el pecho sustituyendo
al velo habitual y ocultando el cabello de la Virgen, como es
característico en estas imágenes dolorosas para denotar pena y
ancianidad. Viste túnica plegada por efecto del estrecho cinturón
que marca un talle alto; los pliegues son finos y regulares,
doblando en el mismo sentido hacia un eje central, en la mitad
superior, mientras que el bajo de la túnica quiebra su caída
vertical para plegarse sobre la peana dejando al descubierto las
puntas del sencillo calzado.
Esta manera de disponer la túnica es frecuente entre finales del
siglo XIV y principios del XV en la imaginería española, aunque
también hay que tener en cuenta que el tema representado limita
considerablemente las posibilidades de desarrollar una indumentaria
acorde con las existencias de la moda de la época. Un amplio manto
cubre a la figura por encima de la toca y cae envolviendo hombros y
brazos para cruzarse a la altura de las caderas y descender
cubriendo la túnica casi hasta la altura de los tobillos, donde
remata adaptándose rigurosamente a los plegado subyacentes. Son
destacables los amplios pliegues ovalados, en forma de semimandorla,
que descienden en sentido concéntrico dando cierto vuelo al manto en
la zona inferior del brazo izquierdo y que recuerdan a los que
pueden apreciarse en algunas imágenes de principios del siglo XV que
tienen su origen en la Europa oriental—véase, por ejemplo la Virgen
con el Niño de Cracovia (Polonia)- aunque también podemos
encontrarlos en la escultura funeraria inglesa de la misma época y
excepcionalmente en algún ejemplo luso de dudosa cronología, como es
el caso de la estatua yacente del obispo don Tiburcio, que, aunque
el sepulcro es obra del siglo XIII, la imagen presenta rasgos
anacrónicos. Asimismo, destacan los armónicos pliegues formados por
el manto al descender sobre las rodillas y al doblarse entre éstas
creando sucesivos perfiles triangulares, son pliegues rígidos y muy
acusados que denotan influencia francesa en una manera de hacer que
puede remontarse hasta el siglo XIII.
El cuerpo muerto del Hijo se dispone sobre las piernas de la Madre,
quien sostiene con su mano derecha la cabeza, mientras dirige la
izquierda hacia su corazón. La imagen de Cristo se convierte aquí en
una figura realmente cadavérica llegando al límite del patetismo: un
cuerpo escuálido en el que se marcan con crudo realismo los rasgos
anatómicos, se coloca de tres cuartos de perfil ante el espectador
con la rigidez propia de un cadáver. La cabes, originalmente ceñida
por corona de espinas — hoy aparece mutilada—, ostenta un rostro de
rasgos sumarios y agudo perfil, en la misma que el de su madre, con
los ojos cerrados bajo finas y largas cejas arqueadas. Los brazos,
pegados al tronco, se doblan para terminar cruzando las manos — la
izquierda sobre la derecha — encima del vientre; bajo éstas arranca
un estrecho paño de pureza que, formando pliegues paralelos en
sentido horizontal, abarca la mitad de los muslos. Las piernas se
doblan creando un ángulo muy acusado para descender unidas, sin
llegar hasta la peana, creando un rígido esquema vertical de gran
belleza plástica y enorme expresividad.
La imagen, tallada en un solo bloque de madera, salvo la cabeza del
Cristo y la mano izquierda de la Virgen, presenta un ahuecamiento en
su zona posterior como corresponde alas obras de imaginería
destinadas a ocupar un sitio en altares o retablos. Actualmente, una
tapa de madera compuesta por varios tablones, cubre el hueco
posterior. “
Respecto al aspecto de la Virgen podemos decir que ha ido
evolucionando con el tiempo. En un primer momento, como indica el
informe transcrito, la Virgen tenía su propia corona, como también
la tenia la imagen del Cristo. Además, es posible que por estar
unida a un retablo no tuviera la tapa posterior, que constituye un
esfuerzo necesario, en especial para los extraordinarios casos en
los que ha procesionado, ya que esta no sólo le da consistencia,
sino también peso.
En 1986 la Comisión de Patrimonio Histórico de Ceuta realizó
gestiones para la restauración de la imagen. Sin embargo, estas no
llegaron a buen término, entre otras razones, porque el Instituto de
Conservación y Restauración de Bienes de Interés Cultural necesitaba
trasladar la talla a Madrid.
Por fin, en 1990, todas las partes se pusieron de acuerdo, y se
firmó el traslado de la imagen a Madrid, que se llevó a cabo el 7 de
marzo de 1991. Por primera vez, desde su llegada a Ceuta en el siglo
XV, la Patrona de Ceuta, abandonaba su ciudad.
La restauración fue encomendada a los profesores Raimundo Cruz Solís
e Isabel Poza Villacañas quienes consultaron en todo momento con una
comisión formada por miembros de la Comisión de Patrimonio de Ceuta,
la Cofradía y el Santuario, cuyas reuniones y trabajos se
prolongaron durante prácticamente todo el año 1991.
El 21 de diciembre de 1991 llegaba la Virgen de África a Ceuta.
Dentro del templo la esperaban autoridades civiles y eclesiásticas,
los miembros de la Comisión Provincial de Patrimonio y,
naturalmente, la Junta de la Cofradía de Caballeros, Damas y Corte
de Infantes de Santa María de África. |